El terapeuta seguirá unos pasos que podrían resumirse en:
- Crear una buena relación terapéutica. Hablar de nuestra sexualidad produce pudor y crea una situación tensa e incómoda. Un profesional con experiencia conseguirá que este momento de apuro se convierta en un momento de liberación, porque la persona se va a sentir comprendida, no juzgada y apoyada para el cambio.
- Evaluar cuales son los factores que originan y mantienen los problemas. Hacer un análisis exhaustivo de todas las variables que intervienen en el origen y en el mantenimiento del problema, formular hipótesis explicativas y someterlas a prueba para poder confirmarlas.
- Explicación pedagógica de las causas por las que ocurren los problemas y de las variables que los mantienen. En un tema como el de la sexualidad humana todavía causa asombro la cantidad de desinformación que existe. Los mitos y las creencias erróneas están tan extendidos que una explicación profesional y adecuada a cada caso es muchas veces suficiente para lograr un gran avance en la resolución del problema.
- Marcar unos objetivos a alcanzar mediante el tratamiento. De acuerdo con las características individuales, con los deseos personales y siempre de mutuo acuerdo terapeuta-paciente.
- Diseñar un tratamiento adecuado a las necesidades y peculiaridades de cada persona o pareja tanto para resolver los problemas presentes como para realizar una labor de prevención sobre futuros problemas.